Hoy en día existen muchas opciones para utilizar y disfrutar de una motocicleta, desde su uso plenamente utilitario para desplazarse al puesto de trabajo, como medio de transporte puntual, para disfrutar de una divertida ruta de fin de semana al extrarradio, como opción de viaje, y muchas otras.
Aquí es donde siempre nos encontramos con la encrucijada del motero, porque, o nos compramos una moto para todo o nos compramos una moto para cada uso, y esta última, lamentablemente, es la que no suele poder darse por temas presupuestarios, de espacio (en los casos más afortunados), etc.
Pensando en todos aquellos que nos podemos encontrar en el primer caso, iniciamos la descripción de sensaciones y opinión que nos ha producido la Royald Enfield 500 Stealth Black, no hace mucho, una marca desconocida para la gran parte de la comunidad motera, pero que actualmente ya figura entre una de las marcas más introducidas y más diferenciables dentro del panorama del mercado de motocicletas en nuestro país.
Empecemos por la apariencia, sin duda llama la atención las líneas clásicas de la Black Stealth, ruedas de radios, dos grandes guardabarros, intermitentes redondos delanteros y traseros junto a un gran faro delantero, que acompañado con dos pequeñas luces de posición, nos ha proporcionado una buena iluminación en conducción nocturna, y otro faro redondo trasero como luz de freno.
En cuanto al manillar al principio puede dar la sensación de ser plano, pero una vez subido en la motocicleta, la posición está un poco más elevada, lo que nos da una cómoda visión de la carretera y de ambos retrovisores laterales con forma redondeada que se elevan desde el manillar.
Evidentemente, una motocicleta que emula las clásicas de hace años, debe contar con un cómodo y mullido asiento, que soportado por 2 muelles, nos hace que la marcha siempre sea confortable. Del mismo modo, nuestro pasajero contará de forma opcional con un mullido asiento, ambos en negro, que se funden en la linea de pintura negra mate en toda la motocicleta.
Todo esto, junto con dos tapas laterales en negro que incorporan dos cerraduras para poder disponer de algún pequeño espacio de almacenamiento (para llevar los papeles de la moto, por ejemplo), hacen que la estética de la Black Stealth no decepcione a todos aquellos que buscan una motocicleta multiuso, y a la vez diferente, con aspecto clásico y elegante.
Una vez subidos en la Royald Enfield, podemos optar por el arranque digital electrónico o la conocida «patada», desplegando y accionando la palanca situada en la parte derecha, que una vez arrancada podemos recoger, accionamos la primera marcha y comenzamos a rodar. El tacto de las marchas nos ha parecido muy suave, poco ruidoso y bastante efectivo. Desde la primera hasta la tercera podemos notar el tirón del motor monocilíndrico, lo que nos ayuda a coger ritmo rápidamente y salir de algún apuro, en caso de necesitarlo. Ya en cuarta podemos rodar cómodamente teniendo todavía un poco de respuesta para cualquier eventualidad, y subiendo hasta la quinta marcha, ya podemos notar la marcha larga de la moto que nos proporcionará un buen ritmo entre 80 y 90 km/h sin tener que retorcerse la muñeca. Este aspecto nos ha resultado bastante práctico en una ciudad como Madrid, con la velocidad limitada en M-30 a 90 km/h con algunos tramos en 70 km/h. Y nos referimos al hecho de poder confiar la marcha a la quinta velocidad, donde el consumo es mínimo, sin tener que estar ojito avizor al cuentakilómetros, no nos vayamos a pasar por poco y nos llegue a casa la notificación de infracción que no queremos ver.
Hasta aquí todo bien, una vez que queramos darle más velocidad a la motocicleta, evidentemente la tiene, pero ya hay que forzar un poco la muñeca, y la vibración del motor empieza a notarse un poco más. Fácilmente llegamos a los 110-120 Km/h, pasar de ahí ya va acompañado de más inconvenientes como el aire y las vibraciones. Hay que tener en cuenta que la motocicleta ha sido concebida para un uso más bien urbano y paseo que para grandes distancias, y eso está aplicado a las prestaciones de la moto.
La respuesta de los frenos es buena en todo momento, notándose la mejoría del disco delantero y trasero, junto con la ayuda del ABS
Con respecto a la instrumentación, la moto nos muestra lo más deseable para una moto clásica como esta, es decir, nos indica el check-in antes de arrancar la moto (con encendido eléctrico o a patada), el funcionamiento del ABS, el indicador de avería, la entrada en reserva, el Neutro, intermitencias, luz larga, etc… e incorpora un velocímetro y cuentakilómetros analógico.
En el manillar también podemos encontrar una pequeña patilla deslizante que corresponde al starter o estrangulador, que nos ayudará a arrancar la moto si utilizamos la patada o para ayudarla a mantener el ralentí en los climas más fríos cuando la arranquemos con el arranque digital electrónico.
Sinceramente, aquí no hemos echado nada en falta para una moto con estas características. Además, para más comodidad y facilidad a la hora de estacionarla o hacer un mantenimiento básico, la Black Stealth incorpora pata de cabra y el siempre útil caballete.
Otro dato que nos ha gustado es la buena autonomía de la motocicleta. Para hacer la prueba dinámica, echamos diez litros de gasolina de 95, y con esa carga, la motocicleta recorrió la nada desdeñable distancia de 300 kms sin tener que volver a repostar, por lo que intuimos que llega un poco más allá, y en el depósito entrarán unos 12 litros. La autonomía la hemos calculado en todo tipo de condiciones, desde desplazamientos urbanos, extrarradio, con y sin pasajero y hasta algún tramo por camino de tierra, así que nos parece una muy buena media que se puede incluso alargar un poco más dependiendo del uso y la velocidad media.
Aparte de hacer una conducción urbana con la Royald, también nos atrevimos a coger unas pocas curvas en los alrededores de El Escorial, y hay que decir que el comportamiento en todo momento fue bueno, evidentemente no es una moto deportiva, pero si alguna vez te pica el gusanillo de salir con ella de ruteo con amigos, no vas a tener problemas ni notar ninguna inseguridad encima de la Stealth Black.
Poco más que añadir sobre nuestra prueba, las sensaciones han sido bastante buenas y creemos que la Royald Enfield 500 Stealth Black es una buena opción para aquellos que busquéis una moto práctica para uso urbano o paseo y un poquito más. Aparte de la estética, que realmente es bastante llamativa. A modo de ejemplo podemos mencionar a nuestros amigos Angel y Luis del conocido bar motero Dakota en Madrid, que nada más vernos aparecer por allí con ella, se acercaron a verla con detalle y no dudaron en subirse para hacerse una foto de recuerdo.
Agradecemos desde aquí a MOTORIEN (www.motorien.es) y a ROYALD ENFIELD (https://www.royalenfield.com/esp/ ) atención prestada en todo momento a nuestra publicación.
Descargar la ficha de características de Royald Enfield 500 Stealth Black
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